Roland Koch, un político de extrema derecha vuelve a presentarse por Hesse (Alemania) con populismo contra los jóvenes extranjeros
ENRIQUE BLANCO
Todo parecía superado a principios de los setenta, cuando una juventud ajena al Holocausto se encontraba dispuesta a construir en la democracia de la nueva Alemania una sociedad libre, sin prejuicios ante los ciudadanos de las diversas razas, de las diversas religiones y de los extranjeros que habían llegado en los años sesenta, cuando el capital alemán los había necesitado. Sin embargo, ya a partir de 1973 los alemanes del Nacionalsocialismo que habían recuperado sus posiciones en las universidades, en la administración y en la industria, empezaron a mostrar sus propiedades nazis, discriminatorias ante los no-alemanes.
La llamada desnazificación después de 1945 no había tenido lugar. Eso lo sabían los aliados vencedores de la II Guerra Mundial, pero los intereses capitalistas predominaban sobre los democráticos y los aliados occidentales aceptaron esta situación, pues no querían someterse al riesgo de una clase obrera emancipada, aunque la socialdemocracia con los sindicatos a su lado les ofrecía casi la garantía absoluta, ya que con su anticomunismo algo así no se produciría. Superada la crisis económica de los años setenta, Alemania necesitó de nuevo mano de obra extranjera.
Yugoslavos y turcos
Sin embargo, a partir de este momento no llegaron como entonces italianos, españoles y griegos. Llegaron yugoslavos y, sobre todo, turcos. En estas fechas, los alemanes superaban, casi por completo, su gran problema religioso: las diferencias entre los cristianos católicos y los cristianos protestantes. El partido cristiano-demócrata (CDU) y su socio bávaro el partido cristiano-social (CSU) manejaban, sobre todo bajo Adenauer, la política económica y social, hasta que Willy Brandt ofreció tácitamente la garantía al capital, que con la socialdemocracia no habría socialismo alguno en Alemania Occidental (BRD).
No superaron la expulsión
La Comunidad Económica Europea ratificó esta política hasta la creación de la Unión Europea, que al acoger a países de la antigua Unión Soviética, puso en evidencia el hecho de que alemanes, de la derecha, católicos principalmente, los hijos de los nazis y la nueva generación de nazis (partido nacionaldemócrata y partido republicano) no habían superado la expulsión de aquellos paises de los alemanes que habían emigrado hace unos trescientos años y que habían sido reprimidos por Stalin y por otros países soviéticos a causa del Nacionalsocialismo. La discusión sobre el ingreso de Turquía en la UE ha movilizado a los católicos y a la extrema derecha, que se opone a que los turcos de Alemania tengan los mismos derechos que los demás ciudadanos europeos.
Políticos neonazis
La situación ha empeorado en los últimos años con la llegada a parlamentos regionales y concejos municipales de políticos neonazis. A pesar de su ideología, la justicia alemana no ha prohibido estos partidos. Por otro lado, la derecha cristiano-católica, apoyada por los últimos Papas, Woytila y Ratzinger, se siente moralmente fortalecida en su rechazo y discriminación a los musulmanes. La lucha contra el terrorismo islamista posibilita a políticos de extrema derecha hacer un populismo antidemocrático, con el que ciudadanos con poca información en general, y menos sobre política, vean en cada musulmán un posible terrorista.
Contra jóvenes extranjeros
De esta situación se aprovechó el político de extrema derecha, Roland Koch, miembro del partido cristiano-demócrata (CDU), para ganar las elecciones en la región de Hesse en 1999, rechazando la doble nacionalidad de los ciudadanos turcos que viven en Alemania, que así lo solicitasen. Ahora, ante las elecciones del 27 de enero, este posible nazi vuelve a su campaña de populismo contra los jóvenes extranjeros, utilizando un caso concreto ocurrido en el metro de Munich. Las cámaras de seguridad aprecian a dos personas que atacan a otra. Los medios de comunicación explican, que se trata de dos jóvenes, uno griego y otro turco, que atacan a un pensionista alemán. Koch utiliza este hecho para hacer campaña. Pronto saltan los partidos nazis con pancartas lemas como: “hay que acabar con ellos”.
Nuevo Holocausto
El partido socialdemócrata (SPD) ha mostrado su rechazo, lo mismo que muchos ciudadanos democráticos. Sin embargo, esto no parece suficiente. Ahora es el momento, de que los países democráticos de la Unión Europea, salgan al rechazo de tales posiciones racistas y xenófobas, para evitar un nuevo Holocausto, que esta vez tiene como objeto principal la eliminación de los musulmanes que viven en Alemania. Enrique Blanco Cruz es Catedrático de Medicina Social en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Frankfurt (Alemania). Es médico, sociólogo, Licenciado en Políticas y psicoanalista
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